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 Identidad y sabor en cada plato de los Rivera

 Identidad y sabor en cada plato de los Rivera

Redacción por: Residente
Fotografía por: Rafa Ibáñez

Los hermanos Rodrigo, Patricio y Daniel están enamorados de todo lo que hay detrás de un platillo.

Los hermanos Rodrigo, Patricio y Daniel Rivera están enamorados de todo lo que hay detrás de un platillo: entrega, hospitalidad e historias. Con una pasión que ha crecido desde que eran pequeños, ahora crean juntos los contemporáneos sabores norestenses que caracterizan a Koli.

¿Cómo se describen?

Nos describimos como cocineros en búsqueda de ser gastrónomos, ya que no sólo cocinamos sino que nos encanta el entorno de la alimentación y  la hospitalidad junto con todo lo que lo rodea. Somos apasionados de nuestro estado, nos encanta descubrir historias sobre lo que nos rodea, creemos que la vida es una historia y queremos contarla bien mediante lo que hacemos.

¿Cómo empezaron en la cocina y desde cuándo?

Cada uno empezó desde diferentes trincheras. Daniel empezó por curiosidad en su primer trabajo a los 13 años en el estado de Guadalajara en Mazamitla, donde pasaba más tiempo en la cocina que en lo que realmente tenía que hacer. Patricio empezó a trabajar como ayudante de barra a la misma edad que sus hermanos en un restaurante donde Rodrigo era chef. Ahí pudo ver cómo hacían todas las bebidas y creció su gusto por ellas. Y Rodrigo empezó en la ciudad de Querétaro, a los 14 tomó un curso de cocina básica de seis meses, después tuvo su primer encuentro con los fogones en el restaurante del hotel Las Mañanitas en Cuernavaca y desde ahí se enamoró de esta profesión.

¿Nunca se pelean en la cocina?

Rodrigo: [Ríen] Conforme va pasando el tiempo nos fuimos pactando responsabilidades. Entonces eso ha ayudado muchísimo a que no haya fricciones. Por ejemplo, Daniel está en todo lo relacionado con la repostería y como jefe de cocina. Yo estoy prácticamente como chef y parte de administración y Patricio se encarga de todo el tema de vinos, licores, bar. Cada quien tiene muy segmentada su chamba y así lo decidimos desde el momento en que quisimos abrir. Obviamente en momentos de estrés pues todos nos agarramos a coco, esa es la realidad, pero como ha ido funcionando y a la gente le ha gustado el proyecto, pues se ha bajado un poquito el estrés.

No abren toda la semana ¿hay alguna razón en especial?

Mucha gente nos pregunta ¿qué hacen lunes, martes y miércoles? Y hacemos lo que muchos de los restaurantes no pueden hacer, que es el tema de investigación y capacitación. Nuestro equipo hace el proceso de todos los alimentos y las capacitaciones. A nosotros nos da tiempo para poder investigar cuáles son los nuevos ingredientes que encontramos en Nuevo León, qué ingredientes queremos meter.

¿A dónde les gusta ir a comer? 

En Monterrey nos encanta el encahuatado y cecina de El Lindero, los dumplings del Taiwan Dim Sum, los tacos de chamorro del Primo, el ramen del  Yamasan, los niggiris del Yamato, los tacos de suadero del Sabor de la Noche, los tacos de chicharrón de César Tacos en Santa Catarina, el risotto de chicharrón del Grand Cru, el cabrito del restaurante Ancira en Bustamante, el arroz de morillas de Mercurio. En CDMX nos encantan las terrinas y pates de Eloise, los sopes de tuétano de Fonda Mayora, el jardín de Huset, y unos mezcales en Cantina Fina.

¿Cómo ven la industria restaurantera? 

Estamos en buen momento porque están empezando a cerrar todas esas copias de la copia. Queremos crear un restaurante de poca inversión pero con mucha identidad. Hay mucho restaurante que tiene mucha infraestructura, todo está bellísimo y la cocina es un desastre. Es momento de que la gente haga restaurantes de a de veras en Monterrey, que el empresario se salga del restaurant y que la gente profesional de la industria tome la batuta del restaurante.

¿Qué es lo que más disfrutan? 

Contar nuestras historias a través de los platillos, poder compartir con nuestros clientes nuestros viajes y experiencias. Poder hacer que nuestro trabajo sea un día en familia.

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