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Viajes, recuerdos y macarrones con sabor a México

Viajes, recuerdos y macarrones con sabor a México

Redacción por: Cecilia Vázquez

Estos sabores te transportan a historias familiares, rincones veracruzanos y experiencias que transforman la repostería.

Denise Theurel, de los macarrones Theurel & Thomas, dice que su vida gira en torno a la comida, incluidos sus viajes, amistades, familia y recuerdos.

Para Denise Theurel el término “foodie” se ha usado tanto – “prostituido”, es la palabra que utiliza – que ya nadie sabe bien qué significa. Sin embargo, acepta que toda su vida sí gira alrededor a la comida. “Absolutamente todo, desde que me levanto, hasta que vengo a trabajar. En estos 6 años (en que ha tenido la tienda de macarrones Theurel & Thomas) mi círculo de amigos se ha hecho en torno a la gastronomía. No sé si soy foodie o no, nada más sé que la comida es lo más importante en mi vida. Las experiencias que te da la comida”, asegura.

Los papás de Denise provienen de San Rafael, al norte de Veracruz. El lugar fue colonizado a principios del siglo 19 por franceses originarios de Champlitte, de aquí que sus apellidos sean Theurel Thomas. Luego se mudaron a Monterrey, pero llevaron a Denise y su hermano a visitar San Rafael cada verano y navidad.

La ciudad de Veracruz fue una de fusión gastronómica, pues los descendientes de aquellos franceses mantuvieron las técnicas aprendidas en la cocina, al mismo tiempo que las utilizaban sobre ingredientes mexicanos, como cacao, piloncillo, café, plátano y vainilla. Denise se daría cuenta con el tiempo que ella hizo lo mismo pero en sus propios productos, los macarrones, un postre francés que reinterpretó con sabores como mole, horchata con vainilla, chocolate Abuelita, gloria, tequila, mezcal y más.

Sus padres también influyeron desde pequeña en ella y su hermano, quien se encarga de la parte administrativa de Theurel & Thomas, al inculcarles el amor por los viajes y la gastronomía. “Siempre que iba a casa de la abuela no pasaba una hora y ya te estaba ofreciendo un pastel, un guiso, café, chocolate. Todo era alrededor de la comida”, comenta Denise.

La familia prefirió invertir en viajes en lugar de lujos, según Denise, porque esto era la herencia que querían para sus hijos. Evitaron ir a lugares de comida rápida y preferían mejor ir a restaurantes tradicionales de la zona que visitaran, además que nunca iban a prisa, sino que se sentaban a disfrutar los alimentos.

Su mismo viaje con la comida fue inusual, pues en realidad ella estudió arquitectura, aunque la gastronomía siempre fue su pasión. “Me terminé convirtiendo en arquitecta pero de postres”, dice Denise.

¿Qué tan importante es la comida cuando viajas?

Mis viajes no son viajes si no tienen que ver con comida. Me pasa que cuando tengo la suerte de repetir alguna ciudad que ya fui, o que alguien más fue, es decir “en esta cuadra hay un lugar de esto, qué plato vi en qué lugar, acá olía a algo porque estaban preparando tal cosa”. Toda mi memoria es gastronómica.

¿Cuál fue tu primer viaje memorable?

Definitivamente Francia, por ir a visitar la familia. Ahorita nada más tenemos un tío allá, pero tanto Champlitte como San Rafael son ciudades hermanas. Entonces desde la primera vez que fuimos, entender que ahí había familia tuya, por eso fue de los primeros viajes que me impactó. Fue el primero que salimos del país, sin contar Estados Unidos. Es una parte emocional muy fuerte, una conexión muy fuerte. Tenía como 14 ó 15 años.

Al viajar desde pequeña, ¿alguna vez fuiste remilgosa para comer? 

Jamás hemos sido así. Desde chiquitos mi hermano y yo comemos absolutamente de todo. Lo que nos den. En mi casa nunca fue tema, es “esto hay”. Mis papás no entienden cómo hay niños que puedan no comer. A donde nos llevaran comíamos lo que nos pusieran en el plato.

¿A dónde vas a ir a comer próximamente?

En diciembre voy a Perú con mi familia. Creo que es una joya gastronómica. Mañana salgo a San Rafael con amigos y el itinerario está alrededor de qué desayunas, comes y cenas, y qué comer en cada lugar. No importa la ciudad que vayas, creo que sí conoces algo distinto de la ciudad conforme a su comida.

¿Cuál ha sido de los platos más memorables que hayas probado?

Platos increíbles que he probado, en New York en el restaurante Per Se de Thomas Keller: una langosta con orzo, que es como este una pasta corta, le llaman también semilla de melón porque eso parece. Con mantequilla y trufa, increíble, es un plato memorable.

¿Cuál es el mejor restaurante al que hayas ido en México?

Corazón de Tierra definitivamente. He ido un par de veces y es increíble. Está en Valle de Guadalupe. Es uno de los 10 mejores de México ahorita. Es un oasis, llegas en medio de viñedos, por terracería. Es donde mejor he comido. El lugar, el producto, es toda la experiencia.

¿Cuáles son tus restaurantes favoritos en Monterrey? 

Mis dos favoritos son Cru y Romero y Azahar. Aparte juntitos (en Punto Central) está bien padre. Creo que son de las dos propuestas más recientes con más impacto en cuanto a profundidad de sabores, son súper honestos, creativos pero no forzados. Son tan diferentes pero cada vez que voy es una sorpresa. Siempre pido algo diferente.

En Cru ahorita tienen unos huevos rotos increíbles que son papas, prosciutto, trufa y huevo, cuatro ingredientes perfectos. Las empanadas de lechón están increíbles, ahorita tiene un lobster roll más para ir a golosear el domingo, la hamburguesa es muy rica. Todo el menú. En Romero y Azahar el guacamole, es tan simple pero de verdad que es el mejor, con bolitas de almendra. También los tacos de tuétano, el cortadillo, los arroces.

¿Cuál es tu platillo favorito de Nuevo León?

El chicharrón en salsa verde es lo que más me gusta. El pan de elote me encanta.

¿Cuáles son tus puestos de comida favoritos?

En San Rafael, de donde es mi familia, en cuanto a comida de puesto hay dos: primero, unos cocteles de mariscos. Ahí no hay nada más que cocteles, es uno que era un cine hace muchos años, le llaman “los cocteles del cine” y son dos, tres mesitas, súper sencillo, son los mejores que he comido. Y  hay un lugar que se llama Las Tingas, son pambazos rellenos de tinga pero como fritos en un adobo, espectaculares. De Veracruz tengo dos mil lugares de comida callejera que me fascinan.

O sea que tú no discriminas…

¡Nada! Todo lo que corre, camine, vuele.

Pero tampoco discriminas restaurantes.

Es que son experiencias bien distintas. No puedes comparar qué es mejor que el otro en cuanto a la experiencia en tu paladar. Porque son igual de sofisticados, la preparación de la tinga, el adobo, todo lo que lleva, cómo lo fríes, todo. Y el restaurante en New York. Las experiencias son distintas pero todo es gastronomía.

¿Qué tanto afecta tu experiencia personal a la hora de probar algo?

Hay mucha nostalgia. Pero son a fin de cuentas experiencias, que es algo que se relaciona también aquí en la boutique. El macarrón siempre cuidaré que sea con ingredientes de calidad, pero de nada sirve un buen producto si no sabes cómo venderlo y cómo generar una experiencia en torno a ello. En restaurantes es lo mismo porque puedes tener un platillo espectacular pero un mal servicio, o que no  sea memorable.

En mi caso en San Rafael hay mucha nostalgia involucrada, porque sé que tengo mi lugarcito en donde siempre iba de chiquita. Entonces a lo mejor no son los mejores cocteles del mundo pero para mí es el mejor que he probado. Al fin de cuentas la comida es una emoción.

¿Alguna vez te ha decepcionado algo que ya has probado?

Pocas veces me ha pasado que no sea la misma experiencia. A veces me pasa en restaurantes que no sirven igual el mismo plato. Mi bisabuela hacía quesos y en mi mente son los mejores quesos del mundo. Creo que sí lo eran pero no sé si los probara ahorita si sería un tema de nostalgia. Es muy subjetivo.

¿Tú cocinas?

Cocino cuando estoy sola. En mi casa, a veces me cocino. Los fines de semana me inspiro más. Los domingos me vengo aquí (a la tienda) a la cocina y me pongo a inventar pasteles o algún postre, pero sola. Es como una terapia y no es más que para mí. De repente veo algo en internet, con alguna idea que yo traía y me meto a experimentar a la cocina.

¿Qué te gusta tomar?

Vino, mezcal y burbujas. Vino tinto. Me gusta el blanco y el rosado también, pero el tinto me encanta, casi siempre me echo una copita. De burbujas la champaña.

¿Hay algo que no te guste comer?

Está bien difícil porque en verdad me gusta tanto la comida que la disfruto en donde esté. No tengo nada que no me guste, el apio es el único ingrediente en la vida que no puedo. Me he hecho terapias yo sola, pero no puedo. Lo único que me choca de Nuevo León es cuando dicen “me puede traer un filete bien cocido pero jugoso”, eso no existe.

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