Imperdibles de madrid
Más Allá del Museo del Jamón: Los Secretos Mejor Guardados de la Cocina Madrileña

Casa Dani es uno de los locales con mayor popularidad en el Mercado de la Paz de la capital española. El renombre se lo ha ganado gracias a que ofrece a los comensales abundantes porciones de croquetas, rabo de toro y tortilla de patata. Este último platillo destaca entre los que se encuentran por la zona porque sus papas se fríen en aceite y dicho proceso contribuye a que su sabor original, ligeramente agrio, se conserve. Esto, combinado con la dulzura de la cebolla, le da una sazón espectacular. Otro atractivo importante de este sitio es el costo económico de su comida. Por ejemplo, el menú del día cuesta 15 euros e incluye aperitivo, plato principal, postre y café. Entre las alternativas culinarias de su menú están sopa de lentejas, sopa de tomate andaluza, pescado fresco y chuletas de cerdo.

En pleno corazón de Madrid, se encuentra Chuka Ramen Bar, un refugio para los amantes del ramen japonés. Este restaurante, originario de Osaka, destaca por su especialización en caldos de fideos. Ofreciendo opciones únicas como gyozas de pollo tikka masala y bao buns de cochinita pibil, se ha convertido en un lugar imprescindible para disfrutar de un excepcional tazón de ramen en la ciudad. Además de su variada selección de ramen, sorprende con platillos como donuts de mochi, gyozas de butifarra y dumplings rellenos de salchicha catalana, fusionando sabores japoneses y españoles.

Las generaciones más jóvenes han llegado a conocer Lhardy como el lugar del video musical “Comerte Entera” de C. Tangana, pero el restaurante ha servido comida tradicional española con influencias francesas desde 1839. Se encuentra en el corazón de la ciudad, justo al lado de la Puerta del Sol. El restaurante ahora es propiedad de Pescaderías Coruñesas, uno de los mejores proveedores de pescado y mariscos en España, pero las cosas dentro del restaurante siguen como han sido durante más de un siglo: el famoso cocido madrileño sigue siendo tan sofisticado como siempre, el consomé aún se sirve en una samovar de plata, las croquetas aún están rellenas de puchero, y el rabo de buey aún se acompaña de puré de papas al estilo Robuchon.

Esta ciudad es conocida por la hora del aperitivo, el momento por la tarde cuando amigos y familia se reúnen en un bar para disfrutar de vermú y bocados de aperitivos en vinagre. Este restaurante-bar le da a esta tradición una encantadora actualización, comenzando por el propio bar, donde sustituyen la decoración usual y anticuada con un diseño exquisito de Cristina Carullo. Cañas y vermuts se sirven en la barra de acero junto con gildas, berberechos con salsa de chile, escabeche ahumado o chorizo de buey. Esta versión moderna ha tenido éxito entre los madrileños; ha sido tal su éxito que han abierto una segunda ubicación en el barrio de Chueca y una tercera en el barrio de Chamberí.
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