Montemorelos: Un pueblo con sabor a tradición
Desayuna tacos recién hechos. Te esperan sabores únicos en este rincón de Nuevo León.
De los restaurantes más nuevos de Montemorelos pasamos a quizás uno de los más antiguos, el Café América, en Zaragoza, entre 5 de Mayo y Degollado. Aquí nos recibió la señora Alicia Pérez Sánchez, o Lichita, quien a sus 85 años continúa atendiendo el lugar, aunque batalla un poco para caminar. “Todo por servir se acaba”, dijo riendo. Doña Lichita reconoció a nuestra guía, la señorita Cantú, porque cómo no va a conocer a todo el que entre ahí. El Café seguramente ha visto mejores días, pero sigue de pie con sus cinco mesas de madera y plástico y sus murales descarapelados al fondo. En el fogón de la cocina continúan preparando asado de puerco, carne ranchera (cortadillo de res) y café hervido o “de greña”. Según doña Lichita el restaurante abrió en 1950 en la calle América, “por donde pasa el tren”. El dueño iba para Estados Unidos con su esposa pero se le acabó el dinero y se puso a trabajar en las vías. Entonces, a petición de sus compañeros, le preguntó a la mujer si podría hacerles de comer, y fue como empezó todo.
Recientemente el restaurante fue ocupado por mítines políticos, según nos contaron otros trabajadores. Por su parte Lichita nos llevó hasta el patio a ver sus matas de chile de monte o piquín, su árbol de naranjas, las llamadas “nahuas húngaras” de un intenso color morado, albahaca, lengua de suegra y un cazo con yerbabuena que le dieron en pago unos húngaros que pasaron por ahí. Nuestro viaje exprés nos impidió seguir platicando con Lichita, por lo que nos dirigimos a la conocida panadería El Gallo, con 70 años de antigüedad. La encontramos cerrada y una señora, quien resultó ser la dueña, nos informó afuera que de un tiempo acá sólo abren los fines de semana.
Fuimos a la parada final y obligada, La Ponderosa, restaurante, salón de eventos y panadería. “Quien viene a Montemorelos tiene que venir a La Ponderosa”, afirmó la señora Margarita de la Garza, esposa de Gilberto Ramos. Los padres del señor Ramos iniciaron el negocio hace 50 años con un supermercado que luego se transformó en lo que es ahora.
Aquí preparan comida mexicana, banquetes, cabrito, fritada, asado de puerco, chiles rellenos, “lo que el cliente pida”, aseguró Margarita. La panadería, al lado, inició con hornos de leña pero tuvo que modernizarse por la demanda. Hacen pan dulce, blanco, pasteles, repostería, de todo un poco. La Ponderosa es el punto de reunión de la sociedad montemorelense. Grupos de señoras y señores se reúnen a la hora del desayuno, comida y café para disfrutar los productos recién hechos y ser consentidos con sus platillos favoritos. Hace poco, la hija de Margarita y Gilberto, Lucía, volvió convertida en chef al restaurante para introducir platillos gourmet al menú, pero al parecer el lugar ya gozaba de fama y es “el” salón donde todos se quieren festejar. Aquí nos despedimos de Montemorelos – y de los papás de la señorita Cantú Bazán. La experiencia en general nos dio muestra de una ciudad cuyo auge naranjero pudo haber pasado, pero que comienza lentamente a tener nuevas propuestas gastronómicas, sin olvidar la tradición en la que aún se nutren sus habitantes.
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